¿Enfermedad?
La enfermedad no es un
castigo, aunque podríamos verla como un proceso de aprendizaje... “La enfermedad no es un proceso natural
del hombre, sino que es un acontecimiento fruto del dejar de hacer la parte
que le corresponde a cada uno. En estas condiciones, la enfermedad se convierte
en un SIGNO LUMINOSO que puede y debe hacer al hombre, recapacitar sobre la
posición que desarrolla en su universo. Consecuentemente, la aparición del
sufrimiento representa el equivalente educativo en el que el hombre
se ve inmerso al desoír la llamada de su propio corazón, la llamada de los
otros corazones, y el eco aún audible de la Fuerza Original ”.
como escribe el Maestro J. L. padilla Corral en ese pequeño pero tan
profundo y maravilloso libro, La
Estrella Fugaz.
Estado de Salud
Es
importante entender que el conjunto de
signos y síntomas que denominamos enfermedad, no son más que la respuesta de
nuestro cuerpo a las circunstancias a la que se somete… si estas son adecuadas
para él estará asintomático, sino se manifestará y aparecerá un nuevo estado de salud que mal denominaremos enfermedad y digo mal denominamos porque
según nuestra programación estar enfermo es muy malo, es paralizante… nos
marca, etiqueta y limita. No tiene un valor educativo ni trascendente. Muy por
el contrario estado de salud tiene
una connotación temporal, dinámica, cambiante, trasformadora… trascendente,
porque sí tiene un valor educativo… sino me gusta mi estado de salud cambio las
circunstancias o mis respuestas a ellas -“mi
estilo de vida”- y él también cambiará.
Lo primero
que deberíamos preguntarle a nuestro medico o sanador es: ¿que puedo hacer Yo por mi estado de salud? Nunca debemos entregarle las riendas de
nuestra salud a otro… aunque sea especialista o experto -esos son los más
peligrosos-, que nos apoyen con alguna terapia o medicina -como mencionamos
antes- pero que no substituyan nuestra capacidad de auto-sanación. Es
importante recordar que el medico o sanador también es educador y, esa es quizá
su función básica -es mejor enseñar a pescar, que dar el pescado-. El arte
mayor de la medicina es el arte de vivir, la conservación de la salud,“la
prevención” y su fundamento esta en la educación y el aprendizaje de las normas
básicas de la salud. Enfermar es un fracaso del proyecto hombre, sanar es
redimir y corregir ese fallo para restablecer un estado de salud agradable.
Muchas
veces al desaparecer los síntomas nos descuidamos y volvemos a los hábitos que
nos llevaron a la enfermedad. Pero no siempre estamos sanos, simplemente
gracias a un tratamiento sintomático desaparecieron los síntomas o los valores
se normalizaron. Por ejemplo un paciente Diabético que toma hipoglicemiantes
orales o insulina, como mantiene sus niveles de glicemia normales pierde la
noción de su enfermedad, la demanda de su estado de salud; al hipertenso que
controla su tensión arterial con medicamentos le pasa lo mismo… a la final se
comportan como sanos estando muy enfermos y no aprenden nada de la enfermedad
que están viviendo.
Actitud pesimista frente
a la Enfermedad
Los
Sanadores no existimos para sustituir la capacidad auto-sanadora del paciente,
sino para apoyarlo, educarlo, instruirlo y guiarlo en el tiempo de enfermar… en
el proceso de sanar. Es importante que
los pacientes asuman su estado de salud,
es importante que los culpables de ese estado no se busquen afuera, están
dentro de nosotros –la peor piedra en nuestro Zapato la colocamos nosotros
mismos-. Dice el Neijing Sowen – tratado de medicina interna del emperador
amarillo: “Aquellos que tienen un estado mental (Shen) tranquilo y estable,
ningún deseo puede seducir sus sentidos, y ninguna obscenidad puede seducir su
corazón. Ellos son capaces de vivir de acuerdo con la manera de conservar una
buena salud.
Cuando
enfermamos, normalmente adoptamos una actitud pesimista, negativa y derrotista…
envuelta en un velo de impotencia, perdiendo y olvidando así todas las
herramientas que tenemos para sanar. No nos podemos recordar de santa Bárbara
solo cuando truena… tenemos que mantenernos interesados y atentos de nuestro
estado de salud para conservarlo y en caso de enfermedad activar los elementos
sanadores para disolverla.
El sistema
de salud imperante, aunque con buenas intenciones, termina centrándose
demasiado en la enfermedad. Por supuesto alguien programado por este sistema
rápidamente cuestionaría: ¿y en que nos vamos a centrar si ese es el problema?
¡En la salud!… esa es la meta. Una de las diferencias más importantes entre la
medicina Oriental y la
Occidental es que la Oriental se centra en la salud y la Occidental en los
enfermos; la Oriental
estudia en vivos y la occidental en cadáveres… Realmente no pretendo juzgar, ni
recomendar, ni convencer, ni siquiera insinuar que alguna terapia es mejor que
otra, esa no es la intención de este artículo… es más no creo que ninguna sea
mejor que otra –a lo sumo tendrían su tiempo, pero nada más- aquí se trata del
paciente, cómo vive su tiempo de salud y de enfermedad, y cómo llegó ahí –a
tomar esa actitud ante esa situación.
¿Impotencia, ignorancia?
Estilo de vida = estado
de salud
Es muy
lamentable observar como reacciona el ser humano cuando entra en el tiempo de
enfermar, la impotencia que se ve es impresionante, la actitud que adopta es de
víctima y parece que entra en un laberinto sin salida… debemos tener fe en que:
Primero, nunca nos tocara llevar una
carga más pesada de la que podemos llevar; Segundo, si el cuerpo tiene la capacidad de enfermar,
también tiene la capacidad de sanar -la enfermedad es una adaptación del cuerpo
a las circunstancias a las que se ve sometido-; Tercero, estilo de vida = estado de salud -¿está dispuesto a
cambiar?-; Cuarto, en la conciencia
Universal todo esta previsto de forma perfecta, el conjunto de signos y
síntomas que denominamos enfermedad, no existe como problema en Ella, es un
problema para nosotros -por la forma como los vivimos, no por lo que
representa-, por lo tanto ¿Quién debe hacer algo al respecto?; Quinto, el reposo del tiempo de
enfermar debe ser muy activo, debemos incentivar a nuestros cuerpos físico,
anímico y espiritual a entrar en equilibrio, a centrarse, a unificarse
-alinearse-… para eso debemos tener un sentido
consiente -de corazón- de existencia.
Fe
Fe, Fe, Fe
ese es el gran problema… ¡es cuestión de Fe!… tanto del paciente como del
sanador. Tenemos que tener fe absoluta en que la enfermedad no es un proceso
innato y obligatorio en el hombre y que si entramos en esa vivencia es nuestra
responsabilidad encontrar respuestas… tenemos que convertirnos en Sherlock Holmes de
la salud… ¿Entienden? Es elemental mi querido Ser humano. Es que, con un poco
de Fe, muchas cosas se transforman en elementales. Lo que ayer parecía impensable
hoy es elemental y lógico. Pero tenemos que abrirnos a nuevas posibilidades… una vida en salud es muy
tentadora… eso lo dice usted porque
esta sano, puede ser, pero también puede ser que crea en este planteamiento
de salud y por eso vivo en ese estado… no
puede ser que no sienta nada, que siempre esté bien, no he dicho eso, solo
he dicho que no cultivo la enfermedad, fomento la salud… ¿y qué hace cuando tienes alguna dolencia?,
cualquier cosa, menos dramatizar… procuro ser sensato, entender el proceso y
proceder según venga al caso -Aplicar lo aprendido y seguir investigando y
aprendiendo- y si es necesario busco ayuda -ayuda-
no sustitución.
¿Diagnóstico o sentencia?
Los diagnósticos
etiquetan, marcan y nos limitan… son más una sentencia que una información
sobre nuestro estado de salud. Son el ingrediente fundamental para la tragedia
y el drama que se arma alrededor de un estado de salud insatisfactorio no
asumido y visto a través del velo del fracaso y la ignorancia.
Del Libro Salud hoy
No lea... Estudie.